Este año que transcurre, se ha perfilado como el escenario del debate, análisis y ejercicio de la política (nacional e internacional) para una América Latina respecto a lo que engendra las elecciones que se realizarán en varios países de la región que enfrentarán a diversas corrientes de pensamiento político y que podrán tener efectos en la dinámica de las relaciones internacionales en la medida que transcurran los comicios electorales en cada uno de los Estados.
El
Salvador ya realizó sus elecciones presidenciales (reelección de Bukele). En Panamá se realizarán el 5 de mayo, en
República Dominicana el 19 de mayo, en México el 02 de junio, en Uruguay en
octubre, en Venezuela en diciembre. Es de anotar que en Estados Unidos (Norteamérica)
el 05 de noviembre, se desarrollarán elecciones presidenciales que revestirán
un momento crucial y determinante no solo para su política interna, sino
también para toda la América Latina.
Estas
elecciones son de relevancia y debemos estar al pendiente por la influencia que
pueda generarse desde la dinámica rusa (un estudio del think tank Global
Americans reveló que Rusia ha estado involucrada en la propagación de
desinformación durante las elecciones en América Latina), la china (ve a
América Latina como un socio comercial importante, también por el interés en el desarrollo ya que se ha consolidado como un actor global) y la
estadounidense (sus elecciones presidenciales causarán impacto en su política
nacional y la internacional).
En
el ámbito respecto a las elecciones en el hermano pueblo mexicano, consideradas
únicas, marcarán un antes y un después en el acontecer, debido a que, sin temor
a equivocarnos, en el próximo sexenio de gobierno azteca, estará dirigido por
una mujer, rompiendo el patriarcado gubernamental que por más de un
bicentenario ha calado en el ejercicio de la administración pública mexicana.
Tres
son los candidatos a la presidencia: Claudia Sheinbaum por la alianza
entre Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde
Ecologista de México. Xóchitl Gálvez por la coalición Fuerza y
Corazón por México, conformada por el Partido Acción Nacional,
el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la
Revolución Democrática. Jorge Álvarez Máynes por el Movimiento Ciudadano, quien
ha sido coordinador de la bancada de diputados
naranja en la Cámara de Diputados y se ha considerado oposición a la
administración actual, además de enfrentarse a la triada PRI-PAN-PRD en el
Poder Legislativo.
El Instituto Nacional Electoral (INE) señaló que más de 100
millones de mexicanos podrán votar a la vez que ha señalado que el padrón
electoral incluye a 1.43 millones de ciudadanos registrados en el exterior (en
los 150 consulados alrededor del mundo). Es un momento crucial y se espera una
alta participación ciudadana y que se traduzca en una asistencia masiva a las
urnas con el objeto de fortalecer la representatividad y la voz de la
ciudadanía en las decisiones políticas del país.
Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez según los sondeos a
la fecha, se perfilan como las principales candidatas, han logrado romper las barreras
y han enfrentado desafíos significativos en su camino hacia las candidaturas. Otras mujeres en el pasado han competido para
buscar la presidencia de México: Rosario Ibarra de Piedra (1982 y 1988),
Cecilia Soto (1994), Marcela Lombardo Otero (1994), Patricia Mercado (2006),
Josefina Vásquez Mota (2012) y Margarita Zavala (2018).
Sheinbaum hasta hace poco se
desempeñaba como jefa de Gobierno de Ciudad de México, siendo la primera mujer
elegida para ese cargo. Gálvez como Senadora logró el apoyo de los partidos que
conforman la coalición Frente Amplio por México, logrando unificar la oposición
resquebrajada.
Estas
dos candidatas tienen una tarea titánica, ya que la elección de una mujer como presidenta de México podría
representar un cambio significativo en su historia política, además de
demostrar que las mujeres cuentan con capacidades de liderazgo, gerencia, toma
de decisiones en diversos ámbitos y que han contribuido con el desarrollo
historiográfico de las sociedades, además de haber contribuido al progreso del
país.
El próximo presidente o presidenta de
México enfrentará importantes retos en el escenario que reviste el
desarrollo de una política de coherencia, en el marco del desarrollo humano y
con el combate contra los grandes desafíos del propio Estado en una de las
grandes economías del mundo. El combate contra el crimen organizado, los temas de seguridad,
la lucha contra la narcoguerra y la violencia, fortalecer la inteligencia
policial con el fin de combatir el crimen, proteger a la población contra
el flagelo de las estructuras de criminalidad, el deber de mantener y
estimular el crecimiento económico, redoblar esfuerzos para generar inversiones y
empleos, mejorar la calidad de la educación y fortalecer el sistema de
salud son desafíos cruciales, combatir la corrupción en todas sus formas, los
temas comerciales inherentes al T-MEC, entre otros.
En resumen, el próximo
presidente/a deberá ejercerá una serie de desafíos complejos y deberá tomar
decisiones estratégicas para impulsar el desarrollo económico y social del
país.